martes, 10 de noviembre de 2009

Me ha llegado al alma

Pues si, me han pasado un email con el siguiente contenido (corto y pego). Su autoría se debe a Arturo Pérez Reverte, si ya antes me gustaba, ahora me entusiasma, ha conseguido poner en palabra impresa mucho de lo que yo siento, por eso lo pongo aquí:

Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las
Cortes y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches
oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos
junto a la verja y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y
peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar.
No identifico a casi ninguno y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le
conoce por la cagada.
Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España,
camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la
política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas
de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos.
Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están
despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos.. Sin tener, algunos,
el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar
para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del
partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la
cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo
con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento
un intenso desagrado; un malestar íntimo,
hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo
visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de
acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.
Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos
decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de
sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta
el automático.. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años
y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura
adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube
la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles
saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me
preocupa, por supuesto.. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto
qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los
libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan
siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo
gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente
honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños
hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres
reyezuelos sucesores.. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y
pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en
un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.
Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta
general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces
de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus
corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco
las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento.
Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo
bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a
costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales.
Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie
importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los
contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el
privilegio de cobrar la máxima pensión
pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo
honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán,
al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o
privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e
indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas
completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.
De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar
la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro
día seré más coherente. Más razonable y objetivo.. Quizás. Ahora, por lo menos,
mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la
cabeza cuando me cruzo con ellos.

5 comentarios:

  1. Amén!!! si algo me gusta de este tio es que no tiene pelos en la lengua y siempre escribe lo que siente,y está bien que haya alguien que pueda hacerlo a traves de un articulo para que llegue a todos....y como decía hoy alguien por ahí.....a cada cerdo le llega su San Martín,o por lo menos ese es el consuelo que nos queda a los demás "pringaos",a los que nos levantamos cada mañana para ir a currar.....

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  2. Pues si, estoy totalmente de acuerdo contigo, ya está bien de que nos traten como a idiotas. Que pena que apenas hayan movimientos ciudadanos.

    ¿Qué tendrán que hacernos para que empecemos a movernos?.....

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  3. De estos indignantes privilegios dejo constancia también en mi blog

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  4. Hola Cive, me parece perfecto, quizás es el único medio que nos queda, antes de lanzarnos a la calle. Utilizar las herramientas que nos proporciona internet para que corra la voz.

    De blog a blog y escribo por que me toca.....

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  5. Grande Leo, es lo que muchos pensamos, pero no tenemos los medios, ni sobre todo el don de la palabra para expresarlo. Yo tambien he puesto un enlace en mi blog

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